LA CUBA OSCURA (FRAGMENTOS)

De alguna manera, la literatura cubana, su cultura, han conseguido permear y, en cierta medida, fascinar a la cultura universal a partir de un malentendido: la creatividad atribuida desde la mirada ajena es, en realidad, parte de las estrategias vitales más mezquinas y menos ajustadas al canon humanista universal, constituye la táctica de supervivencia cotidiana de un pueblo eternamente sometido y obligado a "buscarse la vida". Quien más provecho ha sacado de todo eso es el castrismo: la venta de exotismo y rebeldía (exotismos y rebeldías que, bien mirados, son adocenados y conservadores, lugares comunes y achantamientos cómodos) ha sido la fórmula mágica con la que, como un conjuro repetido incansablemente, se ha creado el mito de la fascinación cubana, que, bien mirada, tiene su realidad en ofrecimientos más concretos que los de su cultura exportada: la promesa de un ofrecimiento de placeres, por ejemplo: sexo, tabaco, ron, caderas de interminables y estrambóticamente codiciadas acrobacias (en el sexo y en el baile), droga, desparpajo, desprecio por la ley, revoluciones.... Cuba es (y ha sido siempre) un país exportador de "vicios"...

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El castrismo ha creado, de un modo perverso, una especie de "vanguardia neocon..." Ha convertido, a conciencia, la miseria en muestra de arte povera, la tortura (física y psicológica) en exhibición de art brut, con instalaciones y performances incluidas, lo onírico en distopía alucinada, el sexo libre en una terrorífica sífilis de la memoria de la libertad. En ese enorme museo al aire libre que ha sido la isla de Cuba desde 1959 hasta la fecha, donde los coches de aspecto museable ruedan como animales híbridos de todas las épocas, se exhibe un coche único, nacional y patriota, que funge como prototipo de lo que puede lograr una revolución "de los humildes, por los humildes y para los humildes": justamente eso, un Unikat (pieza única de museo) que es, a su vez, un Fabrikat (una pieza de precisa fabricación industrial en serie, una serie inconclusa).

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Lo importante es que no falten esos Unikate, esas piezas de exhibición únicas. Por tener algo que mostrar, el castrismo ha creado a conciencia (o generado involuntariamente) toda suerte de 'piezas únicas': la vaca más lechera de las vacas (pero con leche racionada), el boxeador más boxeador y el corredor más corredor (ambos reconvertidos en diputados de un Parlamento donde ni se boxea ni se corre), la playa más playa (vetada por mucho tiempo a los nativos) y hasta la vanguardia más vanguardia (premiada, publicada y más tarde expulsada y condenada a errar por el mundo como testimonio de que allí, también, hubo una vanguardia que fue 'post' antes de nacer y 'neo' justo cuando exhalaba su aliento último, al quedar sepultada entre las tapas de un manual académico.

 © José Aníbal Campos