MAJA HADERLAP EN TINTALIBRE



Con el titular de Palabra de mujeres, el último número de la revista cultural de InfoLibre incluye unas páginas dedicadas a la escritora austríaca Maja Haderlap, cuya novela El ángel del olvido publicó Periférica en mayo de 2019. 
La publicación de esta novela en nuestro idioma debe mucho (por no decir "todo") a la apuesta personal que hizo por ella su gran editor Julián Rodríguez, fallecido algo más de un mes después de que el libro estuviera en librerías. 
El vacío dejado por la muerte de Julián hizo necesaria también, lógicamente, la posposición de una gira de presentaciones concebida, en su origen, para noviembre de 2019. 
Pero si algo tiene la buena literatura es que nunca camina con retraso: "Una literatura llamada a perdurar", así anunció Periférica la salida del libro. Y no le falta ápice de razón.
A pesar de las muy buenas críticas aparecidas en la prensa tras la publicación (pienso en la de Mercedes Monmany en ABC, en la de José María Guelbenzu en El País y, muy especialmente, en la de Ricardo Menéndez Salmón en varios medios impresos andaluces: https://www.laopiniondemalaga.es/libros/2019/05/25/angel-olvido/1090937.html), la opinión pública no tuvo demasiado tiempo para profundizar en los valores de esta joya novelística que, aparte de sus méritos estrictamente literarios, ha revolucionado en Austria la percepción de un triste capítulo de la historia del país.
La comprensión inmediata de ese espíritu renovador (y removedor de conciencias) se percibió también en las reacciones de muchos libreros, blogueros y lectores. 
Basten, para ejemplificarlo, fragmentos de este emotivo comentario de Izazkun Legarza Negrín, la combativa e incansable librera de Santa Cruz de Tenerife: 


El ángel del olvido narra en primera persona, a través de la voz de una niña que pasará a ser joven y se convertirá finalmente en una adulta independiente (tal vez la voz de la autora), la historia de una familia (su familia), de un pueblo, de un grupo de la minoría eslovena de Carintia (sur de Austria), tras la Segunda Guerra Mundial. Y en el contar desde el asombro de la niñez, el inconformismo de la juventud, la reflexión de la adultez, en ese contar, siempre, desde la observación minuciosa, afloran en la novela problemáticas como el horror de la guerra, las muertes sin sentido, las delaciones, la orfandad repentina, los enfrentamientos familiares, la huida a los montes de los partisanos, el infierno de los campos de concentración, la locura, la enfermedad, la muerte; la historia de “los nadies” que diría Galeano, y mucho más.
Mucho más porque Maja Haderlap no se centra en los horrores de la guerra, sino en la sombra que ésta deja sobre quienes la padecen. Una sombra que ennegrece los sueños, que impulsa huidas imposibles, que trampea con el alcohol como bálsamo, que cambia las líneas de las fronteras y las lenguas de la población; que se refleja en suicidios, recelos y miedos. Una sombra alargada que llega, incluso, a quienes no vivieron la guerra y se ven obligados, como nuestra protagonista, a cargar un pasado que no es el suyo y a aceptar un futuro con una mácula perenne. Mucho más porque El ángel del olvido nos pone delante la vida, con todos sus placeres y sinsabores, en la voz de una niña que crece, que pelea con su cuerpo, que siente miedo, que quiere querer y quiere, que quiere aprender y aprende, pero que nunca alcanzará el olvido. Una voz que nos cuenta el mundo, su mundo, con palabras y expresiones llenas de belleza.
En los próximos días estaremos dedicando este blog a diversos aspectos de la obra de Maja Haderlap y a las particularidades de la historia que nos cuenta El ángel del olvido, novela, por demás, galardonada con el Premio "Ingeborg Bachmann" en 2011.    

José Aníbal Campos, Café Jelinek (Viena), 5 de marzo de 2020


    

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