"INVENTARIO ARQUEOLÓGICO" EN DESVÁN BLANCO



En la tarde de ayer, 14 de diciembre de 2019, quedó inaugurada la muestra colectiva “¿Libros-objeto? ¿Objetos-libro? Diálogos entre la palabra y las artes plásticas”, que reúne a 76 artistas plásticos, escritores, poetas diseñadores y fotógrafos de ámbito nacional e internacional. La muestra podrá verse hasta enero en el espacio cultural “Desván Blanco”, del escultor español Román Hernández González, curador de la exposición, y a quien deseo agradecer muy afectuosamente la gentileza de incluir los collages de alguien que se siente SÓLO-UN-TRADUCTOR.








De la serie de collages allí expuesta, titulada “Inventario arqueológico”, ha dicho el escritor Bruno Mesa:


Os pido que viajemos juntos un milenio hacia el futuro, pero no para que imaginéis cómo será la humanidad en ese momento, si acaso ha conseguido sobrevivir a sí misma, sino para que os hagáis una pregunta múltiple: ¿qué quedará de nosotros, desorientados habitantes del oscuro siglo XXI, en esos días futuros, qué huellas habrá dejado nuestra civilización y nuestra lengua ahora que han desaparecido de la memoria cotidiana, qué fósiles de la inteligencia y de la barbarie aún pronunciarán nuestro nombre, qué delgado estrato seremos, qué leve sedimento aún no extinguido? Estos collages de José Aníbal Campos hacen ese viaje por nosotros y nos proponen una lección de cordura, pero lo hacen a través de un ácido inventario arqueológico, para recordarnos la sonriente nadería que ahora somos, residuos sucesivos, solapados y simultáneos (a la vez ayer y hoy, mañana y nunca) de una demencia a la que llamamos realidad [...].   



Aunque mínimos en su tamaño, estos collages son inagotables: dibujan la fragilidad de nuestra condición, que va hacia el gusano, el óxido y la carcajada; ahí está el dudoso espejismo de la historia, que te hace creerte último, espléndido y nuevo, cuando muy pronto serás un retal abandonado en el almacén de las estéticas, un mecanismo inútil que solo sirve a los insectos, un confortable escombro del pensamiento; nos advierten del microscópico tamaño de nuestros éxitos, de la humeante vanidad que nos hincha, de cómo nos convertiremos, si acaso tenemos suerte, si los siglos nos perdonan, en el ala de una mariposa severamente clasificada, en el hueso que nos habla de una batalla, de un invierno y una trinchera, ese hueso indócil que no puede salvar un solo nombre, una sola esperanza, siquiera un rostro entre la niebla.[...]


En estas obras de Aníbal Campos, pero también en sus ensayos, en sus sátiras y traducciones, crece un autor al que no podemos ignorar, porque la materia de la que está hecha su obra es la médula enfermiza de nuestro cuerpo, las corrosiones íntimas, los vuelos y caídas del pensamiento de una época. Mañana serán muchos los acusados de complacencia, pero con Aníbal Campos eso no será posible. La suya fue una voz cáustica en un mundo que prefería no cruzar ciertas fronteras, una voz que se desplazaba sin descanso, mientras la mayoría prefería vivir agazapado en la madriguera.


(El texto íntegro de Bruno Mesa podrá leerse próximamente en su versión original y en sus traducciones al alemán, el inglés, el francés y el gallego.) 


© De los collages: Román Hernández / José Aníbal Campos
© Del texto: Bruno Mesa





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