KONSTANTINOS P. KAVAFIS - MARIO DOMÍNGUEZ PARRA


 
 
SIETE POEMAS
 
 
A Juan Manuel Macías y
Vicente Fernández González


Comenzamos una nueva sección dentro de nuestro blog, a la que he llamado «Mis griegos» (sobre la elección de este título, vid. «Sobre el Taller de Traducción Literaria de la Universidad de La Laguna», mi ensayo sobre dicha institución y primera entrada de este blog), en las que publicaremos traducciones mías de poesía griega moderna.



Para conmemorar, como se estará haciendo en Grecia durante todo este año 2013, los ochenta años de la muerte y los ciento cincuenta del nacimiento del poeta alejandrino (aniversario ya mencionado en un artículo del periódico griego Το Βήμα, del 20-12-2012), presento aquí mi traducción de siete poemas suyos, que publicó el suplemento cultural El perseguidor (ed. Eduardo García Rojas y Coriolano González Montañez, nº 133, 20-01-2013), junto con una nota introductoria que escribí para la ocasión.
 
***
 
El poeta griego Konstantinos P. Kavafis (1863-1933) nació y murió en la ciudad egipcia de Alejandría, donde hasta mediados del siglo XX hubo una importante colonia griega, en la que había grandes escritores como el narrador y ensayista Stratís Tsircas (1911-1980), autor de la trilogía novelística Ciudades a la deriva (traducción de Vicente Fernández González, Leandro García Ramírez, María López Villalba y Ioanna Nicolaidou, Cátedra Universal, 2011). Tsircas conoció a Kavafis y escribió dos libros sobre su obra: Kavafis y su época (1958) y Kavafis político (1971). Estos poemas pertenecen al primer volumen de la obra poética del «gran alejandrino», Los poemas (1897-1918), editados por Yorgos P. Savidis (Atenas, Íkaros, 2000), que escribió en el párrafo anterior a éste de su introducción que ya en 1953 una librería londinense anunciaba en su escaparate que vendía los mejores libros, desde los de Chaucer hasta los de Kavafis. E.M. Forster fue quien le dio fama internacional, en 1919 (vid. «Cronología de K.P. Kavafis», en Días del poeta K.P. Kavafis: en el cincuentenario de su muerte, ed. Kostas E. Tsirópulos, Atenas, Tetradia Efzinis, 2000, p. 270). Savidis escribió también sobre la «inversión» del poeta alejandrino en el «Banco del Futuro» (expresión que utilizó el poeta en unos versos privados, escritos en 1897):

«Podía, sin embargo, tener la consciencia límpida del esclavo virtuoso que no escondió ni prostituyó su talento en el cosmopolita desierto de Alejandría ni en el polvo balcánico de Atenas, sino que lo esparció por las arenas más desatendidas del Helenismo y lo regó y resucitó con todas sus lágrimas y toda su sangre. Y podía, todavía, tener la sabia esperanza que le ofrecía el Banco del Pasado, es decir, su continua relación con los muertos: que más allá de los ciegos gestos de los seres humanos y más allá de las fraudulentas decisiones de los dioses, siempre existe el ídolo de un cuerpo joven; el punto crítico del logos encarnado, que para el poeta eventualmente se obtiene y pese a todo se acomete con la metamorfosis de la carne en logos […] Nada, quizás, muestra más ampliamente esta consciencia y esta esperanza de Kavafis que la manera en que imprimía y compartía su cuerpo poético íntegro. Y nada seguramente le satisfaría más intensamente que saber que el centenario de su nacimiento y el trigésimo aniversario de su muerte se conmemorarían, antes que nada, con la primera edición popular de sus poemas […] Podemos decir que el poeta mismo había diseñado y hecho realidad la edición popular de sus poemas, hasta cierto punto. Porque, al mismo tiempo que hacía imprimir cada nuevo poema en una separata (que prendía con alfileres, en orden rigurosamente cronológico de publicación, junto con los inmediatamente anteriores), encuadernaba sus poemas más antiguos en fascículos, donde el orden no era ya cronológico, sino temático –es decir, el que mostraba más claramente la coherencia de su creación poética– y enviaba estos fascículos a cualquier desconocido que le hubiese escrito para pedirle sus poemas […] Así, durante los últimos años de su vida, Kavafis distribuyó ejemplares de dos fascículos de esas características: el primero, 1905-1915, y el segundo, 1916-1918, que contenían todos los poemas que había publicado durante aquellos catorce años» (vid. K.P. Kavafis, Los poemas 1897-1918, Atenas, Íkaros, 2000, pp. 13-14).
 
Los originales se pueden leer aquí (en el Archivo Kavafis, números 44, 83, 18, 113, 78, 69 y 99, respectivamente, todos son parte de los 154 poemas del canon kavafiano). Hay disponibles también grabaciones de lecturas de casi todos los poemas en el original griego. Entre los lectores está el editor del volumen de poemas del alejandrino que he utilizado para esta traduccion, Yorgos P. Savidis.
 

 ***
 

             DESEOS

A bellos cuerpos de muertos que no envejecieron
y a los que, con lágrimas, en brillante mausoleo encerraron,
con rosas en sus cabezas y jazmines en sus pies,
se parecen los deseos que sin consumarse
pasaron; sin que a nadie concediesen
una noche o una refulgente mañana de placer.  


[1904]

 
             LEJOS

Querría relatar este recuerdo…
Pero ya por ello se apagó… Casi nada queda –
porque lejos, en mi prístina juventud habita.

Piel como hecha de jazmín…
Aquélla agosteña –¿agosto era?– o nocturna…
Ya apenas recuerdo los ojos… Eran, creo, malva…
Ah, sí, malva; de un malva zafirino. 

[1914]
 

             GRISES

Al ver un ópalo medio gris
recordé dos bellos ojos grises
que vi; hará unos veinte años…

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
 

Nos amamos durante un mes.
Después se fue, creo que a Esmirna,
a trabajar y nunca más nos vimos.

Se habrán afeado –si vive– los ojos grises;
se habrá ajado el bello rostro.

Memoria, guárdalo tú todo como era.
Y, memoria, de esta pasión mía lo que puedas,
lo que puedas, tráeme de vuelta esta noche.

[1917]


             CUANDO SE EXALTEN

Intenta guardarlas, poeta,
aunque pocas sean las que se detengan.
Las visiones de tu erotismo.
Ponlas, medio ocultas, en tus frases.
Intenta conservarlas, poeta,
cuando de noche se exalten en tu mente
o en el resplandor del mediodía.

[1916]
 

             BAJO LA CASA

Ayer, caminando por un barrio
apartado, pasé bajo la casa
a la que subía cuando era muy joven.
Allí Eros había tomado mi cuerpo
con su exquisito vigor.     

                                  Y ayer,
cuando pasé por la antigua calle,
al instante el hechizo de la pasión ornó
tiendas, aceras, piedras,
y muros y balcones y ventanas;
nada feo quedó allí.

Y al detenerme a mirar hacia la puerta,
y al detenerme y demorarme bajo la casa,
toda mi existencia produjo
la contenida emoción voluptuosa.

[1918]


             RECUERDA, CUERPO…

Cuerpo, recuerda no solo cuánto fuiste amado,
no tan solo las camas en que te acostaste,
sino también aquellos deseos que para ti
refulgían en ojos palmarios
y que temblaban en la voz, y que algún
obstáculo fortuito malogró.
Ahora que ya todo está en el ayer,
parece casi como si te entregases
también a aquellos deseos; cómo refulgían,
recuerda, en los ojos que te veían;
cómo, por ti, temblaban en la voz, recuerda, cuerpo.

[1918]


             COMPRENSIÓN

Mis años de juventud, mi vida voluptuosa—
cuyo sentido claramente veo ahora.

Cuán superfluas, cuán vanas contriciones…

Pero entonces no veía su sentido.

En la disoluta vida de mi juventud
se formaban las voluntades de mi poesía,
se bosquejaba la esfera de mi arte.

Por ello, las contriciones nunca eran fijas.
Y mis veredictos («contente», «cambia»)
duraban dos semanas, como mucho.

[1918]
 
 
© De la traducción y la nota introductoria: Mario Domínguez Parra


Comentarios

  1. Magníficas tus versiones, Mario. Y muchísimas gracias por el honor de la dedicatoria.
    Un abrazo.

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  2. Son unas versiones magníficas. Suenan como nuevos estos poemas que uno ha leído en otras traducciones. La memoria los recuerda, pero vuelve a leerlos olvidándolos y recordándolos a la vez. Es un Kavafis, creo, menos dulcificado que en otras versiones. Me ha encantado. Enhorabuena.

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  3. muchas gracias por este magnífico trabajo... tengo varias traducciones/versiones de la obra del amado konstantino kavafis... agradezco de verdad este magnífico trabajo... humberto lobbosco

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  4. Agradezco mucho los comentarios de los tres colegas traductores. Es mi primera incursión en la traducción de poemas del alejandrino, poeta proteico en su uso de la bífida lengua griega de su época ("kazarévusa" versus "dimotikí").

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  5. Yo no soy traductor, pero aprecio el valor tu traducción. Enhorabuena, Mario, has traído el uranismo de nuevo al habla de nuestra poesía de ahora (la poesía es un coloquialismo muy especial).
    Precisamente Verdugo, nuestro poeta, tiene un desarrollo del tema paralelo al de Kavafis, según Lázaro Santana y Joaquín Rivero. Es algo muy fácil de apreciar, a pesar de cierta ceguera crítica. No me extraña la "dulcificación" de algunas traducciones sobre Kavafis, ni tampoco el silencio sobre Verdugo en alguna antología.

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    1. Antonio, muchas gracias. Creo recordar, con respecto a la dulcificación de la que hablaba Rafael (si es a esto a lo que él se refiere), que Ramón Irigoyen, gran traductor del griego (vid. su edición y traducción de la poesía de Kavafis, o Cavafis, en Seix Barral), escribió en su introducción que uno de los grandes traductores de Kavafis (en este caso al catalán), el también excelso poeta Carles Riba, prefirió no traducir los poemas de corte homoerótico, lo cual oculta buena parte de la obra del alejandrino a los ojos de los lectores (obviamente la censura franquista tuvo mucho que ver). Cito de memoria, no tengo la edición de Irigoyen a mano, corríjanme si me equivoco.

      Los helenistas a quienes dedico esta traducción mía tienen también mucho que decir al respecto. Macías es un brillante traductor del alejandrino (en su blog "Las diosas y las nubes" se puede leer una buena muestra de ello) y Fernández González, también brillante traductor de Seferis (entre otros), escribió un libro esencial sobre la presencia de la obra del autor de "Ítaca" en nuestra lengua, "La ciudad de las ideas: sobre la poesía de C. P. Cavafis y sus traducciones castellanas" (Málaga, CSIC, 2001). Para los lectores que vivan en Tenerife, este libro está disponible en la Biblioteca Universitaria de la ULL, en Guajara.

      Leeré a Verdugo con más atención. Muchas gracias por mencionarlo, Antonio.

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  6. El libro de Fernández González fue editado en Madrid.

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    1. Σε ευχαριστώ πολύ, φίλε. Να είσαι καλά.

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  8. Precisamente para rematizar las afirmaciones de Lázaro Santana utilicé la versión de Yrigoyen de Kavafis de Galaxia Gutemberg. Verdugo era patricio romano en todo el sentido de la palabra, incluso el ideológico, en algunos poemas le da el carpetazo a la moral católica imperante y, a veces, se "adaptaba" a ese posmodernismo ramplón que conocemos. Gracias por la referencia.
    Un gusto, Mario, las partes de una sinfonía son imperfectas, pero el conjunto...aquí "oço" vida que es lo importante.
    Un abrazo.

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  9. A lo que yo me refería al hablar de "dulcificación", que no sé si el es término más adecuado, tiene que ver con el estilo y no tanto con el contendido. Los poemas eróticos no hay forma de dulcificarlos, pues son tan leves, alusivos y pudorosos en cuanto a la comsumación de los actos eróticos que muy bien pudo Kavafis haberlos basado en puras experiencias mentales. No lo creo así. Yo me refería a una dulcificación de la lengua, que tambié en la traducción debe ser igual de áspera que en el original. El caso de Verdugo tiene conexiones tangenciales con el de Kavais, pero en Kavavis todo es mucho más entrañable. Gracias de nuevo.

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    1. Entiendo, Rafa, entonces no comprendí bien lo que quisiste decir. Pensé que por "dulcificación" te referías a la censura de los contenidos homoeróticos.

      El lenguaje de Kavafis es directo. Hay poco espacio, en mi opinión, para el lirismo. Creo que eso se debe reflejar en la traducción y no le resta un ápice de genialidad.

      Me parece que a veces se intenta "poetizar" (si se me permite la expresión) la obra de un poeta al traducirlo a nuestra lengua, hacerlo más poeta de lo que es porque el resultado de la traducción no parece responder a la idea de poeta que se tenía a priori. Ocurre a veces esto con Seferis, otro poeta cuyo lenguaje es extremadamente conciso (algo tan difícil de conseguir), cuya grandeza radica en eso y en la profundidad de arcano de esa concisión, que no necesita, como tampoco Kavafis, lirismos añadidos.

      Muchas gracias.

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  10. ¡Bienvenido este debate! A fin de cuentas, es el objetivo principal de este blog. El tema de las "dulcificaciones" (tal y como yo lo entiendo) da para mucho. Nuestra lengua, ya de por sí, tiende a lo melifluo, al endulzamiento en demasía. Pero lo que es peor: el canon literario que perduró por mucho tiempo en la lengua española (y que en las Islas Canarias, por desgracia, perdura hasta hoy y sigue siendo defendido a ultranza por cierta cohorte de fundamentalistas (i)letrados), apenas deja espacio para una poesía despojada de arabescos, de adornos, de una sintaxis de elegancia decimonónica (elementos que, en muchos casos, son usados únicamente para simular profundidad, arrobo impostado, ). Y de esto adolecen mucho las traducciones. Me imagino que, mucho más, las traducciones hechas por colectivos que no dominan demasiado bien las lenguas de las que traducen. Un buen ejemplo en lengua española (que muy bien vale, a mi entender, para la situación de la creación poética en Tenerife) han sido algunas traducciones de los expresionistas, que todavía eran deudores (y hasta prisioneros, castrados) de un lirismo con el que deseaban romper de forma definitiva, pero sin atreverse a hacerlo. Algunos traductores de habla española han intentado demostrar su gran "virtuosismo" traduciendo en rima y con metro lo que, originalmente, fue escrito con rima y con metro. El resultado es desastroso. Se lee a Gottfried Benn o a Trakl como si se leyese a Eichendorff. (No todo el mundo es Borges, que puede escribir un soneto de atmósfera delirante y sigue siendo un eufónico soneto). Por eso creo que este debate podría ampliarse a una conversación coral, entre varios colegas, sobre lo que piensan al respecto.
    Un abrazo y mi gratitud a todos los que han intervenido.

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    1. Sobre la rima y el metro: el otro día escribi un comentario en la revista griega "ΠΟΙΕΙΝ" (en nuestra lista de páginas web) sobre una traducción al griego de poemas breves de Antonio Machado, a cargo del poeta Costas Reúsis, que optó por no reproducir la rima. Quedaron unos poemas muy bellos en griego, producto de esa traducción. Otro comentario del poeta y traductor griego Yorgos Mijos hacía hincapié en lo contrario: la rima y el respeto hacia la musicalidad del verso de Machado por medio del hallazgo de otra musicalidad métrica en griego tienen como resultado otros poemas en griego igualmente bellos, totalmente diferentes. Y ambos traductores son muy fieles al sentido original (vid. http://www.poiein.gr/archives/21065/index.html).

      Me he encontrado con la misma disyuntiva (rima sí, rima no) en la traducción de poemas de Kostas Kutsurelis y Sofía Koloturu, que a su vez tienen un blog titulado "Nuevos sonidos en agua antiquísima" ("Νέοι ήχοι στο παμπάλαιο νερό", http://pampalaionero.wordpress.com/), en el que se dedican a divulgar la poesía griega contemporánea escrita utilizando formas métricas tradicionales. Con Kutsurelis creo que la rima funcionó mejor que con Koloturu, estoy más contento con el resultado, porque en el caso del primer poeta, la rima daba pie además a asociaciones de sentido, no solo de similitud fonética por medio de la rima consonante.

      Saludos.

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  11. Por supuesto, Rafael, a mí me gusta más Kavafis. Pero estas comparaciones, aunque a veces tangenciales, me fascinan. Y más, si todo un sistema social-lingüístico ha intentado ocultarlo. Recuerda al Insigne cuando decía que no había estética sin ética, y yo diría que viceversa.
    Por otra parte, soy partidario de aquel enunciado que tanto repetía Pedro García Cabrera: sin bien saberlo haciéndolo bien"...y qué curioso que fuera de San Juan de la Cruz.
    Un abrazo a todos.

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