ÓSMOSIS (IX) - JUAN MANUEL MACÍAS
El filólogo, helenista, traductor y tipógrafo Juan Manuel Macías (1970) es autor de los libros de poemas Azul de enero (2003), Tránsito (DVD, 2011) y Cantigas y cárceles (Isla de Siltolá, 2011).
Publicó su traducción y edición de las poesía de Safo en DVD Ediciones (2007). En 2013 publicará dos libros traducidos del griego: la prosa de Cavafis en Pre-Textos y el primer libro de poemas de María Polydouri (1902-1930), Los trinos que se extinguen ("Οι τρίλλιες που σβήνουν", 1928), en Vaso Roto Ediciones (del cual nos ofreció generosamente un adelanto en este blog, su traducción de un soneto de la poeta griega, hace unas semanas).
Una muestra de la imbricación del poeta/traductor Macías en la creación y re-creación de textos es «Partenios», publicada en la revista Ophelia. Otra muestra de su obra como helenista y traductor: «Ítaca», de Cavafis.
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1) ¿Qué importancia tuvieron, en su formación como escritor, las traducciones de obras de otras lenguas y ámbitos culturales?
Me encuentro más cómodo hablando del lector que del escritor, pues a éste apenas lo conozco, y con el primero la convivencia es más grata y más antigua. Si hablamos, pues, de las traducciones de literatura extranjera que uno ha leído, he acabado por aceptar que a quien se lee, en el fondo, es al traductor, antes que al autor del llamado «texto original», que es algo esencialmente intraducible, como la realidad. Todo lector viene a ser, de alguna manera, el autor de la obra literaria. Es quien la rehace, quien le presta su voz, su perspectiva y su presente, personal e intransferible. Y le aporta una corporeidad necesaria. El traductor no deja de ser un lector, tal vez el más raro de todos, pues lee en una lengua ajena, es un viajero verbal. Nuestro destino es leer su lectura y su viaje, sus asombros, sus extrañezas, su deslumbramiento. Nos enseña la ciudad que ama, pero él mismo la está viendo como por primera vez y sus mapas están plagados de recovecos.
Por otra parte, creo que la traducción de una obra literaria tiene el deber de enriquecer la literatura de la lengua de llegada. No puede ser de otra forma. Se habla, por ejemplo, de la versión de Fray Luis del Cantar de los cantares o del Walt Whitman de León Felipe. Las grandes obras de traducción han generado verdaderas tradiciones literarias en nuestra lengua. Forman parte en justicia de la literatura española.
2) ¿Qué traducciones recuerda como las que más contribuyeron a crear su propio estilo?
Aparte de las dos citadas más arriba, recuerdo
también las traducciones de Homero de Luis Segalá i Estalella, en una prosa
brillante, nada prosaica, llena de excesos adorables. Al hilo de lo que decía
antes, Segalá es un perfecto ejemplo del traductor que da pie a una tradición
literaria. Es imposible traducir a Homero al español sin tener un ojo puesto en
Segalá. Suyas son, más que de Homero, las cóncavas naves, la música de
ese sintagma. Pienso también en el Dante de Ángel Crespo. O en los inagotables
endecasílabos con que Aurelio Espinosa Pólit traduce la Eneida. Y en el
Cavalcanti de Juan Ramón Masoliver. O en las traducciones misceláneas de
Gerardo Diego, recogidas todas bajo el preciso título de Tántalo.
© De las respuestas: Juan Manuel Macías
© De las preguntas: ARTE-SANÍAS
© De la nota introductoria: Mario Domínguez Parra
Muchas gracias, una vez más, por vuestra hospitalidad!
ResponderEliminarEstimado Juan Manuel Macías, querido colega:
ResponderEliminarUna vez más, personalmente, quiero unirme a la gratitud que sin duda ya le habrá expresado mi compañero Mario por apoyarnos en este proyecto con su profesionalidad y el alto nivel intelectual de sus colaboraciones.
Le abraza colegialmente (como suelen decir mis estimados compañeros alemanes)
José Aníbal Campos
Gracias a ti, Juan Manuel, por estas respuestas tan interesantes y por tus estupendas traducciones.
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